Nueva entrada de la serie de 5 posts en la que hablamos sobre clases de fuego según la naturaleza del combustible: Gases (Clase C).
La tercera clase que vamos a tratar (Clase C) corresponde a los elementos gaseosos.
En los incendios originados por gases inflamables pueden estar implicados, entre otros, metano o gas natural, hidrógeno, propano, butano o acetileno.
Los citados son los gases combustibles más usados en las viviendas y suelen conocerse como GLP (gases licuados del petróleo).
Se usan para la calefacción, el agua caliente o para cocinar, entre otros.
Por otro lado, también se encuentran presentes en los botes de spray como propelente, en los frigoríficos como refrigerante, en los mecheros, como carburante en vehículos, etc.
En estos casos, por lo general, suelen ir mezclados. Por ejemplo, el propano comercial contiene un 90% de propano y un 10% de butano, isobutano, etanol, etc.
Estos gases siempre los encontraremos en estado líquido, ya que son muy fáciles de licuar sometiéndolos a presión, según la temperatura).
De esta manera se puede almacenar una mayor cantidad de gas en un menor espacio.
Clases de fuego según la naturaleza del combustible: Gases (Clase C)
Este tipo de gases suelen ser más pesados que el aire, por lo que se colocan rejillas de ventilación hacia la calle en zonas bajas.
De este modo, puede salir al exterior el gas en caso de fuga, estando prohibido instalar un depósito en pisos inferiores a la calle.
También es característico que suelen ser inodoros, es decir, no tienen olor propio.
Por este motivo, se le añade una sustancia con un olor fuerte para que podamos detectar una fuga y cortar la situación de riesgo.
El gas butano es apto para el calentador y el fogón en zonas cálidas, ya que a menos de 0ºC no vaporiza bien y pierde su eficacia.
Por ello, para zonas frías y para uso como combustible de calefacción es mejor el gas propano.
Siempre hemos de tener en cuenta las posibles fugas de gases, para evitar las situaciones de peligro.
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