La misión de los detectores lineales de humo o comúnmente llamados barreras, es detectar un fuego en su fase inicial. Para ello, con este tipo de sistema se mide la atenuación de la luz causada por el humo.
Así, los detectores lineales trabajan a través de un emisor que envía un haz óptico. El humo pasa a través, las partículas dispersan el haz y la intensidad se reduce al mismo tiempo, que el receptor detecta este cambio de intensidad. La bajada de intensidad del haz se utiliza para indicar la existencia de fuego.
Los detectores lineales de humo están diseñados para espacios de gran superficie y techos muy altos como pueden ser naves industriales o de logística. La ventaja de estos sistemas es que tienen una respuesta uniforme y son apropiados para la detección de incendios que generan humo visible. Especialmente para aquellos donde el humo puede haberse dispersado por una gran superficie. Pueden instalarse hasta alturas de 25 metros y pueden cubrir hasta un área máxima de 1600 m2.
Los equipos de detectores lineales de humo están compuestos por un emisor y un receptor (o reflector)
Según esta característica se dividen en dos:
- Reflectante: Emisor y receptor en el mismo equipo. Usan un reflector para rebotar el haz óptico.
- Punto a punto: Emisor y receptor separados (2 equipos).
Instalación
Para la instalación de este tipo de detectores se deben tener en cuenta distintos factores como son la distancia máxima del haz óptico al techo y el rango de cobertura. Así, la distancia máxima cubierta por el haz no debe exceder la distancia recomendada por el fabricante (sobre los 100-120 metros de longitud) y siempre no superando los 1600 m2 de cobertura máxima por equipo.
Igualmente estos equipos si son alimentados tienen que tener su propia fuente de alimentación con la limitación máxima de 1600 m2 por detector lineal o conjunto de ellos.
Criterios de diseño según tabla A.3 UNE 23007-14
Falsas alarmas
Los sistemas de detección pueden generar algunas falsas alarmas que hay que tener en cuenta a la hora de realizar una instalación como la condensación en zonas con temperatura y humedad y con cambios bruscos; ambientes polvorientos; superficies reflectantes y movimientos de la estructura del edificio.
Los técnicos de Manuela Conejero minimizan este riesgo diseñando un sistema coherente que evita distorsiones en el ambiente. También, evitan la cercanía a espacios reflectantes que puedan distorsionar la eficiente función de los detectores lineales de humo.
